viernes, 28 de diciembre de 2012

La Espiral del Silencio en la TV Pública


No es sencillo escribir sobre televisión porque cualquier televidente –e incluso los que presumen de no serlo– se considera un experto en la materia. Por lo que respecta a la misma, todo el mundo tiene una opinión formada y hasta un par de ideas. El negocio audiovisual no es ajeno a la gran crisis económica que vive nuestro país. De hecho, tras dicha crisis se ha escondido una dura reconversión del sector debido a la renovación tecnológica y la incorporación de nuevos factores de competencia que, con la aportación de la TDT, han sido especialmente acusados en España. Por eso puede decirse que hoy ya nada es igual que antes. Las industrias del cine, la televisión y los servicios audiovisuales se han transformado. 

     En este nuevo contexto, la televisión pública debe tener un lugar propio y una función específica que, creo, aún están por precisar. Si esta se delimitara, podría contribuir incluso como elemento estabilizador del conjunto del sistema audiovisual nacional. Sin embargo, en la actualidad sirve más bien para lo contrario: padece una clara sobredimensión, y es inevitable que su propia desmesura altere artificialmente el equilibrio del mercado y descompense las relaciones de oferta y demanda, porque no hay una reglamentación nítida que limite la financiación, aunque se prescinda de la publicidad. Este desequilibrio ha provocado una metamorfosis en el negocio audiovisual que incluso ha tenido como consecuencia el cierre de algunas productoras o las dificultades financieras de otras.



Photodesc/Getty 



     Según el informe que publicó recientemente Deloitte la televisión pública pierde 2000 millones de euros al año. Tenemos que pagar – más o menos – medio punto de IVA o de otro modo, tenemos que pagar medio punto de IVA para poder ver programas que podríamos ver tranquilamente en cualquier televisión privada. Para ponerlo en contexto, el coste de la televisión pública es alrededor del 75 % de los se recaudaría con el famoso impuesto a los ricos (subir el marginal del 43 % al 55 %) y algo más de lo que nos ahorramos al congelar las pensiones (y con esto no quiero decir que no esté de acuerdo en que se deban congelar las pensiones). Y claro, ni el gobierno ni la oposición, ni los gobiernos autonómicos (las televisiones autonómicas pierden 2/3 del total) ha propuesto deshacerse de las televisiones públicas, porque como exponía mi padre el otro día en el almuerzo “los políticos quieren una televisión (pública) con audiencia porque esto tira de la audiencia de los informativos, que pueden manipular en su favor”. Y lo que también está claro en el informe de Deloitte es que se puede ganar dinero haciendo televisión. Como el mismo informe expone en su página 3 las televisiones privadas ganaron bastante dinero en el 2008. Por las razones expuestas no creo que los políticos se decidan a vender nuestras televisiones públicas (que nos permitiría hacer un poco de caja y ahorrarnos es casi 2.000 millones de euros al año) por lo que creo que este asunto enfatiza la necesidad de crear una institución independiente y lo más apolítica posible que sirva como freno a las ansias de gasto y poco control fiscal que tienen nuestros gobernantes. O sea, y sin querer ponerme pesado, un consejo de política fiscal.

     A tenor de lo expuesto anteriormente, personalmente me pregunto ¿Es razonable? Y lo que es más ¿Es necesario una TV pública con programas como "Gente" o series de baratillo como "Isabel" o "Okpa2" (hasta el nombre produce escalofríos)? La televisión llamada pública nunca ha ejercido como tal, ni los canales autonómicos, estatales o locales. Carentes siempre de pluralidad e inmersos en una búsqueda constante y contradictoria de ganar dinero, de conseguir cuota de pantalla y servir al político de turno en el poder, algo que no compagina con su supuesto servicio al ciudadano. Unos medios dependientes de la voluntad política no pueden aportan ninguna utilidad a los españoles, salvo la de hacer de altavoz y ser un continuo despilfarro de dinero, como demuestran unas cifras astronómicas de gastos, que bien se podrían esforzar en explicar a donde van a parar, por ejemplo mediante auditorías económicas anuales. Estamos abonados a la fuerza a una televisión gubernamental que reproduce unos servicios que ya nos prestan las televisiones privadas. ¿Acaso las películas, las series o el fútbol de Televisión Española son un servicio público? España no está en situación de derrochar dinero y menos los 152 euros por hogar que cuestan las televisiones públicas según el V Informe Económico sobre la Televisión Pública en España.

     Si gastan a espuertas el dinero de los españoles y no aportan nada ¿Para que las queremos? ¿Para qué sirven? Incluso las redes sociales hacen mejor las veces de servidor público que este modelo de televisión. Actualmente los únicos con ganas de mantener la televisión pública son los directivos, los periodistas y los políticos. Todos ellos con intereses bien claros y definidos.  Hace tiempo que desde estos medios no se promueve el conocimiento, no se garantiza información objetiva, ni la libre expresión de opiniones, por tanto no hay otra solución que la privatización, aunque eso sí, convendría encontrar la manera de que los ciudadanos no tengan que pagar por un servicio que no han recibido y lo que es peor todavía, pagar por la mala gestión del mismo.


Enlaces recomendados:
Salvados analiza la crisis de las televisiones públicas via Vertele
Mínimos históricos en la Televisión Pública en España via Formula TV
Alternativa a la TV pública ¿Impuesto sobre los ordenadores? via ADSL Zone


Carolina Ruiz de B.

Tercera práctica: Modelo de televisión pública, Telemadrid


El actual, y más vivo que nunca, debate sobre los beneficios y los gastos del mantenimiento de una televisión pública y autonómica, podríamos decir que viene precedido como nunca antes había ocurrido, por el ERE que en julio de este mismo año anunció Radiotelevisión Valenciana (RTVV) con 1295 despidos (hoy serían 1198 los trabajadores que perderían sus puestos de trabajo). Sin embargo, la consabida crisis económica que asola nuestro país y la ya también conocida crisis de la profesión periodística han favorecido que el debate de aquellos que están a favor o en contra de una televisión pública se haya avivado mucho más con la actual situación que atraviesa Telemadrid.

Quizá el debate periodístico que está surgiendo en torno a la figura de entidades como Telemadrid, resida en la actualidad en analizar el cumplimiento de lo que se ha bautizado como una gestión de “servicio público”. Sin embargo, ¿podríamos decir que las televisiones privadas como Telecinco, Antena 3 o La Sexta no  desarrollan una labor de servicio público? Puede ser que la respuesta sea determinar qué objetivos y fines persigue una televisión privada como las anteriormente citadas y cuál sería el fin de una televisión pública como TVE o pública y autonómica como Telemadrid –aunque bien es cierto que entidades privadas y a su vez, públicas, sostendrían que su programación vela por el cumplimiento del Servicio público de la comunicación audiovisual como recoge el Art.40.1 de la Ley //2010 General de la Comunicación Audiovisual-.

Se entiende que el papel de la televisión pública reside en dar cabida a una información veraz, plural y de calidad, que se aproxime al ciudadano, que sea un organismo que fomente el desarrollo cultural y de  identidad o que  vele por crear unos contenidos  que se centren en  aquello que no puede encontrarse en una televisión privada. Sin embargo, muchas de estas bases que componen lo que debiera ser una televisión pública como tal no se cumplen y menos aun cuando se trata de televisión no sólo pública como TVE, sino televisiones públicas y autonómicas como Telemadrid, donde puede decirse que el foco de control y debate es mucho mayor cuando entra en cuestión la labor que estas entidades realizan a través del dinero de sus ciudadanos y sobre todo, por su tendencia ideológica.


En Informe sobre el papel de la Televisión Pública Autonómica en España, Forta señala que en el contexto actual de los medios de comunicación públicos se han visto y se ven perjudicados por: la propia transformación del medio, por la pérdida de inversión publicitaria, por la fragmentación de la audiencia (podría entenderse como causa el auge de canales con la TDT), la presión para controlar el gasto, límites del servicio público y la dificultad en la explotación.

Asimismo,  y como no, yo añadiría que la necesidad del partido de turno por hacerse con el control del medio público o medio público y autonómico, ha favorecido que la rentabilidad y la credibilidad de su servicio se hayan visto notoriamente perjudicadas; sin duda, creo que es un elemento que resta puntos en su desarrollo de ese servicio público. De esta forma además creo que la presión sobre la televisión pública viene determinada por la justificación mediante el índice de audiencias de la inversión que sobre la entidad previamente se hace con fondos públicos. Es decir, tiene que equilibrarse el gasto que se realiza con su eficacia en la sociedad que es por la que se crea.

El vídeo elaborado por trabajadores de Telemadrid en el que se ilustraba con humor la evolución y caída de la corporación desde la llegada de Esperanza Aguirre señalaba como punto principal de su decadencia en audiencia y por consiguiente, en inversión publicitaria, la falta de credibilidad por la innegable mala gestión y politización de Telemadrid. Pero bien es cierto, y en el caso de Telemadrid, que podría añadirse que los contenidos ofrecidos por esta cadena han ido perdiendo no sólo calidad sino originalidad. Recuerdo que programas como “Madrileños por el Mundo” o “Madrid directo” eran símbolo de originalidad en la cadena y en el caso de “Madrid Directo” de ser un programa entretenido que sobre todo informaba de actividades culturales o formativas en la Comunidad de Madrid que no eran abordadas en otras cadenas. Sin embargo, estos formatos fueron copiados por TVE con “Españoles por el Mundo” o “España Directo” y, más tarde, Cuatro, por ejemplo, se haría eco de estos programas con Callejeros o Callejeros Viajeros con su particular punto de vista.

Por lo tanto, creo que hubo un momento en el que Telemadrid era un modelo de programación admirable por su variedad y por ofrecer contenidos que respondían a las necesidades del espectador, pero ahora, éste puede encontrar ese tipo de formatos en  las televisiones privadas. Quizá el planteamiento de debate ya no sólo resida en la politización de la cadena, sino en plantearse qué se puede hacer para sobreponerse a la competencia y ofrecer ahora más que nunca aquello que la televisión privada no se interesa por ofertar.

Desde mi punto de vista la televisión pública tuvo, tiene  o tendría que tener  dos ventajas (entre muchas otras) con las que  sin duda puede hacer frente a la feroz competencia de las cadenas privadas: no tiene o tendría que estar pendiente del índice de la audiencia sino de cumplir con el objetivo de lo que la sociedad demanda, creo que no hay mayor logro que conseguir satisfacer las necesidades del ciudadano. No se necesitan los manidos shows  o concursos televisivos para captar audiencia, sino (y puede ser utópico y muy difícil) buscar aquellos huecos que las televisiones privadas no consiguen solventar. La segunda ventaja desde mi punto de vista es que la televisión pública no tiene o tendría que comparecer ante sus posibles accionistas o inversores para dar muestra de su rentabilidad. Pero sin duda, y volvemos a lo mismo, en los tiempos que corren, todo gira en torno a las audiencias y los beneficios económicos que se generan.


El 1 de agosto de 2012 entró en vigor la ley que reformaba la Ley General de Comunicación Audiovisual aprobada en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. En la actual ley vigente (6/2012 de 1 de agosto) se establece como primer punto que las Comunidades Autónomas deberán presentar anualmente un informe donde se establece un equilibrio entre la inversión realizada y la rentabilidad generada acogiéndose a lo estipulado en la Ley Presupuestaria; un punto clave al que Telemadrid no puede hacer frente a día de hoy y por el cual se están evaluando diferentes fórmulas para que la cadena no eche el cierre definitivamente, un hecho al que el actual presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, no duraría en recurrir. 

 Además, y como señala el artículo tres de la reciente ley : Las Comunidades Autónomas que acuerden la prestación del servicio público de comunicación audiovisual determinarán los modos de gestión del mismo, que podrán consistir, entre otras modalidades, en la prestación del servicio de manera directa a través de sus propios órganos, medios o entidades, en la atribución a un tercero de la gestión indirecta del servicio o de la producción y edición de los distintos programas audiovisuales, o en la prestación del mismo a través de otros instrumentos de colaboración público-privada, de acuerdo con los principios de publicidad, transparencia y concurrencia, así como no discriminación e igualdad de trato. Asimismo, las Comunidades Autónomas podrán acordar transformar la gestión directa del servicio en gestión indirecta, mediante la enajenación de la titularidad de la entidad prestadora del servicio, que se realizará conforme con los principios citados anteriormente.

Un punto que daría pie a la externalización en la producción de los contenidos que se emitiesen y a una privatización de la gestión del canal.  Como sabemos, este es es el contexto actual sobre el cual se debate el futuro de Telemadrid  y sobre el cual está habiendo parones constantes de los trabajadores en la cadena que ha provocado la caída aún más del índice de audiencia y de la publicidad.

Rosario G. Goméz, periodista de El País publicó un artículo El hundimiento de Telemadrid donde se incluían datos de audiencia, ingresos publicitarios así como declaraciones de diferentes personalidades que han trabajo para Telemadrid y exponen su punto de vista sobre la situación. El artículo que denota una crítica feroz a la gestión de la cadena y sin duda hacia el PP, se informa por ejemplo de que si Telemadrid se mantuviese en pie la programación estaría configurada por series, películas o incluso programas como Madrileños por el mundo cuya producción emanaría de entidades privadas. 

En este momento, y si la situación no varía, lo más probable es que Telemadrid pase a manos privadas y quizá sea la única salida para mantener la cadena, pero está claro que el carácter con el que se constituyó la cadena en 1984 si ha perdido su sostén, sin duda, en un futuro perderá su sentido. Pero, si esto sucede, podemos estar seguros de que los programas y contenidos que se viertan estarán destinados única y exclusivamente a favorecer los intereses del mando gestor con una asentada ideología, con unos fines económicos y se alejarán de lo que se entiende por servicio público. Entonces la cuestión está en saber, si Telemadrid como órgano con gestión privada conseguirá satisfacer las necesidades del ciudadano porque entonces, si no fuera así, lo más seguro es que surgiese una cadena que poco se podrá diferenciar de Antena 3 o La Sexta. Por lo tanto, ¿podrá seguirse acogiendo a una cadena pública? ¿a qué cadena tendrá que acudir el ciudadano para recibir un verdadero servicio público si corre el peligro de ser privatizada por un bajo índice de audiencia o falta de inversión publicitaria?


Ana Garay 

miércoles, 26 de diciembre de 2012


Privatización Telemadrid, ¿obligación o interés?

El pasado mes de septiembre, todos los madrileños fuimos testigos del anuncio efectuado por la entonces Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre: inminente comienzo del proceso de privatización de Telemadrid, “la radio televisión autonómica de la Comunidad de Madrid”, definición a la que puede accederse a través de su página web. Sin embargo, a pesar de que esto fue anunciado hace apenas tres meses, desde hacía ya mucho tiempo la posibilidad de privatizar un canal público como Telemadrid había llegado ya a oídos de todos, sobre todo teniendo en cuenta los delicados momentos económicos por los que atravesaba, y sigue atravesando.                                                                                   
Es de interés general que la actualidad informativa que incumbe a las televisiones y radios autonómicas, entre ellas Telemadrid, está en el ojo del huracán por cuestiones puramente económicas: como consecuencia de una gestión, la mayor parte de ocasiones errónea, los problemas que se han venido arrastrando han llegado hasta la ciudadanía en general que, ya en estos momentos, se plantean qué es lo mejor para éstas televisiones teniendo en cuenta la deuda que arrastran.

La crisis económica ha obligado a Telemadrid y al resto de televisiones autonómicas a efectuar importantes y difíciles recortes en sus presupuestos que se han traducido en una constante eliminación de contenidos de distinta índole. Por si ésta pérdida de contenidos fuera poco, lo más destacado y lo que más ha salido a la luz pública ha sido la eliminación también de puestos de trabajo, es decir, de personal, a través de los ya conocidos ERE, Expediente de Regulación de Empleo, cada vez más habituales en los medios de comunicación. Es en ésta situación, esperando un ERE, en la que se encuentra en el momento actual Telemadrid: más de 920 trabajadores serán despedidos y por este motivo, llevan saliendo a la calle en forma de manifestaciones y protestas desde que esto fuese hecho público.

Una vez explicado cuál es la situación actual en la que se encuentra Telemadrid, hay que determinar las causas que han provocado el estado actual de la televisión pública madrileña: Telemadrid se enfrenta a una deuda de aproximadamente 300 millones de euros y con la increíble cifra de haber perdido en un tiempo aproximado de diez años, unos 1.000 millones de euros. Las cifras hablan por sí solas y son un ejemplo de una gestión nefasta que demuestra que la preocupación por salvar Telemadrid, el lema con el que los sindicatos intentan evitar el ERE, ha llegado un poquito tarde ya que, a día de hoy, es prácticamente imposible que el ente público pueda hacer frente a su deuda sin hablar de privatización.

 La política de la Comunidad de Madrid, como no, se ve salpicada directamente con el estado actual de Telemadrid y por ello, varios sectores de la población tachan a la expresidenta Esperanza Aguirre y también al presidente actual, Ignacio González, de estar detrás de los malos resultados que se barajan en el momento actual. La politización de los contenidos emitidos por Telemadrid, en especial los servicios informativos, ha demostrado, supuestamente, que la política ha sido la línea imperante en esta cadena pública y por ello, ahora son éstos trabajadores los que quieren que sean los propios políticos comunitarios los que la saquen adelante. La forma de hacerlo, sin embargo, es lo que no convence.

Recientemente, Ignacio González, preguntado por los periodistas sobre las causas de la privatización del ente, argumentaba que poco más podía hacerse por un servicio al que calificaba como deficitario, sin embargo, ¿en qué medida han intervenido las políticas del Partido Popular de Madrid? Los trabajadores y los sindicatos que les representan tienen, supuestamente, datos que corroboran que el PP ha sido el desencadenante de la crisis de Telemadrid y que por ello, debe ser el encargado de sacarla adelante sin recurrir a la más que esperada privatización. Éste es el contraste de cifras y argumentos al que nos tenemos que enfrentar día sí y día también; unos luchando, supuestamente, por los trabajadores y oponiéndose al ERE, y otros afirmando por activa y por pasiva que el ERE es la solución a Telemadrid. Y ante esto, ¿qué podemos opinar los ciudadanos de a pié?

En primer lugar, y desde mi punto de vista, es destacable que la politización de Telemadrid ha sido un hecho en sus contenidos desde que tengo uso de razón; ensalzamiento de las políticas populares y renuncia a otros pensamientos también respetables, y necesarios, en la Comunidad. Esto es un hecho. Sin embargo, ¿en qué cadena pública no ocurre esto?                                   
No niego que el Gobierno regional no haya tenido nada que ver con el estado actual del ente debido a que, viendo los malos resultados que lleva arrastrando desde hace ya varios años, debería haber hecho algo por paralizar esta situación y no llevarla a más, no quedarse de brazos cruzados viéndolas venir, que es lo que me parece que ha pasado echando la vista atrás. Sin embargo, llegados a este punto y teniendo en cuenta la actual deuda, me pregunto qué puede hacerse por Telemadrid. No es una pregunta fácil  y menos sencillo es todavía encontrar una solución que satisfaga las necesidades de todos; trabajadores y Gobierno comunitario. Que se ha gastado de más es un hecho, que ha habido un mayor número de trabajadores de los realmente necesarios también es un hecho… y sobre todo, que se ha trabajado por el bien personal de muchos y no por el bien de Telemadrid TAMBIÉN es un hecho. La pérdida de ingresos procedentes de la publicidad y el aumento en partidas de gastos como personal han desencadenado una situación que lejos de reducirse, aumenta día a día sin que nadie haga nada por salvarla ni ahora ni a largo plazo.

Por todo esto, y a pesar de que considero necesarios los contenidos ofrecidos por los canales públicos son totalmente necesarios ya que son los que, supuestamente, responden al interés de todos independientemente de las ideologías, creo que la privatización de Telemadrid es la única forma posible de hacer que el ente salga adelante en estos momentos, a pesar de que creo también que no es la solución acertada, sino, más bien, obligada. Entiendo la preocupación de los sindicatos al considerar que la Comunidad está entregando dinero de todos los madrileños a una empresa privada tras la privatización, también es una preocupación que comparto, sin embargo, no veo que éstos propongan una solución al estado actual de Telemadrid. Solución, eso sí y desde mi punto de vista, prácticamente imposible teniendo en cuenta también es estado de las arcas públicas comunitarias.

Telemadrid arrastra no sólo contenidos politizados o movilizaciones; arrastra años de tradición, años de valoración y buenos resultados otorgados por la audiencia, no especialmente estos últimos años, pero sobre todo, arrastra esperanza por parte de miles de ciudadanos que queremos y deseamos seguir poder disfrutando de sus contenidos. La privatización es un hecho; no ha sido, sin embargo, una gestión buena ni lícita y la solución que se plantea no es la adecuada. El Presidente Ignacio González, además, como último apunte, creo que no debería argumentar que la privatización ha sido apoyada por la inmensa mayoría de los madrileños porque, en mi opinión, creo que se equivoca.

Consecuencias de la privatización de Telemadrid.

Las consecuencias derivadas de la privatización de Telemadrid son, como en todo, positivas y negativas; el único pro que encuentro capaz de explicar y argumentar la privatización de esta cadena es que, a través de la aportación y financiación económica, se logrará sacar adelante la misma, cosa que, en estos momentos es difícil teniendo en cuenta la deuda existente. La externalización apoyaría el tejido audiovisual independiente, estimulando también el desarrollo audiovisual de la zona debido a la proximidad, además, se ahorrarían costes debido a esta delegación de contenidos y se garantizaría un mayor tiempo de contratación de la tercera empresa, lo que supondría una mayor proporción de población empleada. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, considero que las mismas podrían ser derivadas de una televisión pública siempre y cuando su gestión sea llevada a cabo de una forma correcta y ordenada.

El rescate de una empresa o empresas privadas hará que Telemadrid salga adelante pero como siempre, con terribles consecuencias para los diferentes contenidos de la cadena. A la hora de hablar de desventajas  encuentro bastantes: tras el proceso de privatización, Telemadrid dejará de ser un organismo público y por ello, perderá dos características fundamentales publicadas en el Informe del Grupo de Alto Nivel sobre la Política Audiovisual, publicado por la Dirección General de la Comisión Europea sobre Sociedad de la Información y Medios de Comunicación; en el mismo, se establecía que los fondos públicos destinados a la radiodifusión pública debían, por una parte, ser proporcionados a las necesidades de financiación de los diferentes organismos, y por otra, se exigirá una transparencia total en sus contabilidades con el fin de controlar esta proporcionalidad. Ambos puntos dejarán de cumplirse tras la entrada de la empresa pública y la televisión de todos los madrileños será prácticamente inaccesible en cuanto a financiación o gastos y también, en cuanto a contenidos. Si hasta ahora, tal y como establece la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, se reconocía en el artículo 40.1 que “el servicio público de comunicación audiovisual es un servicio esencial de interés económico general que tiene como misión difundir contenidos que fomenten principios y valores constitucionales, contribuir a la formación de una opinión pública plural o dar a la conocer la diversidad cultural (…)”, esto, tras la privatización, quedará a un lado debido a que los intereses de la empresa predominarán y dejarán a un lado las necesidades o demandas de la audiencia.

Los servicios informativos, el contenido que tendría que contar con una mayor neutralidad en una televisión para dejar que sea la audiencia la que forme su propio punto de vista, también podrá ser politizado; en esta misma Ley se establece también que “los entes públicos de comunicación audiovisual y sus sociedades prestadoras no podrán ceder a terceros la producción y edición de los programas informativos (…)” y por tanto, tras la privatización, podrán controlarse los contenidos, entre ellos los informativos o programas derivados, según intereses o conveniencias.                                                                                                                   
Esto, a pesar de quedar establecido en la Ley, es puesto en duda en numerosas ocasiones, por lo que muchos se preguntan si no era éste el objetivo de la Comunidad para argumentar la necesidad de privatización del canal.

Creo que lo más difícil para una televisión pública autonómica es llegar a un equilibrio que fomente la industria audiovisual local, es decir, que apueste por la zona donde son emitidos los contenidos (con un coste menor), y por otra, que garantice contenidos de calidad que respondan a la identidad cultural y social de los ciudadanos. Considero que es un difícil punto medio debido a los intereses, siempre intereses, que hay por medio. Estos intereses, tal y como puede verse en el vídeo emitido por los trabajadores de Telemadrid, ponen, en muchas ocasiones, a los trabajadores en último lugar y hacen que, mientras que pueden ser éstos los encargados de realizar los propios contenidos, éstos son delegados a terceras empresas, locales o no, siendo mucho más caros y de una calidad menor. Es, al fin y al cabo, un pez que se muerde la cola.

En resumen, tras la privatización de Telemadrid, la cadena perdería su esencia y su objetivo inicial para centrarse no en emitir contenidos de interés general, sino en conseguir beneficios para la empresa/s que se hagan cargo de su gestión. No sería un canal que propiciase la calidad o el rigor, sino el interés de unos pocos, no de la ciudadanía en general.

¿Puede llevarse a cabo la privatización de Telemadrid?

Autores consideran que todo es un rumor y que finalmente, no puede llevarse a cabo la privatización de Telemadrid debido a que, supuestamente, tendría que modificarse la Ley del Tercer Canal de Televisión, aprobada en 1983, basada en lo siguiente:
“autorizó al Gobierno para que tomase las medidas necesarias para la puesta en funcionamiento de un tercer canal de televisión de titularidad estatal y para otorgarlo, en régimen de concesión, en el ámbito territorial de cada Comunidad Autónoma, apoyándose en los Estatutos de Autonomía y el Estatuto de la Radio y la Televisión Española.

                                                                                    (…)"
                (Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_del_Tercer_Canal_de_Televisi%C3%B3n)

Sin embargo, y tras las palabras de la expresidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, que afirmó el pasado mes de septiembre que tenía pensado inicial las gestiones de privatización de Telemadrid de inmediato, todo hace pensar que esta ley se ha quedado a un lado y que el objetivo de Aguirre y de su sucesor González, será finalmente, llevado a cabo.

A los que también beneficia, y ya termino, esta privatización, es al resto de televisiones y radios de carácter privado; son, si lo analizamos detenidamente, los que se han mantenido en un discreto segundo plano y se han limitado a informar encorsetadamente de lo que ha estado ocurriendo en las ya constantes manifestaciones y huelgas pro Telemadrid como ente público. La razón a esto no es otra que estos canales se han mostrado siempre en contra de los canales públicos y consideraban que su forma de actuación no era del todo leal ya que, estos últimos, obtienen ingresos procedentes del estado, ingresos públicos, y también ingresos procedentes de la publicidad. Se quejaban estas empresas privadas que si estos canales defendían a capa y espada su condición de públicos, debían ser financiados única y exclusivamente, con este tipo de ingresos. Esto, sin embargo, creo que ha quedado claro que es totalmente inviable ya que, si con dos fuentes de ingresos, los canales autonómicos públicos han alcanzado cifras innombrables de deuda, no puedo imaginar qué hubiera pasado si sólo contasen con una (debate también interesante para analizar teniendo en cuenta los delicados y tensos momentos por los que atraviesa la televisión de todos los españoles, Televisión Española).

Mientras, ante las constantes protestas llevadas a cabo por los trabajadores del canal ante la privatización, este es el estado de Telemadrid. Miembros de la plantilla, de los servicios informativos, supuestamente, han hecho público que ellos sí que quieren emitir contenidos y trabajar pero que son los sindicatos los que se lo impiden. 
¿Qué hay de verdad en todo esto? Habrá que esperar a ver cuál es el siguiente paso de la Comunidad en cuanto a la privatización, o no, de Telemadrid y como no, opinar en consecuencia.                                                                                           
                                                                
                                                                                                                                           S. Parés

viernes, 21 de diciembre de 2012

Modelos Comunicativos aplicados a la actualidad

Modelo Conductista -->


 El primer vídeo objeto de nuestro análisis corresponde a un programa de Salvados, los espacios televisivos en los que Jordi Évole entrevista a personalidades destacadas con el objetivo de facilitar el entendimiento de la audiencia ante problemas o circunstancias de interés general. En esta ocasión, nos vamos a centrar en el programa emitido el pasado día 18 de noviembre llamado Oligopoly: el juego de la energía, que obtuvo una audiencia increíble, centrado en el análisis del actual panorama energético en España y su relación con los poderes económicos y políticos. He seleccionado este documento periodístico debido a que considero que estamos ante un modelo comunicativo conductista capaz de modificar la actitud o conducta de su receptor.
 
La Sexta/Youtube
Puede ver el reportaje completo en este enlance
     El modelo conductista es el que consiste en moldear la actitud de alguien a través de objetivos previamente establecidos, es decir, lo que se intenta a partir de este modelo no es otra cosa que intentar cambiar o modificar la actitud de la persona a través de ejemplos concretos que hagan reflexionar a este sujeto para que, en consecuencia, su conducta cambie. Ante esto, el educador, en este caso, Jordi Évole y la productora del programa, tienen la pieza clave de todo el proceso, es decir, son ellos los encargados de mostrar a la audiencia qué es realmente y según su versión, lo que está sucediendo, ejemplificando sus palabras a través de hechos y de declaraciones procedentes de otros implicados en el tema para finalmente, hacer que la audiencia sea más próxima al tema tratado y en consecuencia, capaz de opinar sobre el mismo y cambiar su conducta. Sin embargo, el problema que he encontrado radica en esto mismo: el tema de la energía ha sido, y creo que sigue siendo, un aspecto bastante desconocido en la sociedad española; la población en general no sabemos exactamente qué es lo que pagamos cuando recibimos el recibo de la luz, por qué éste sube cada un cierto tiempo… Por ello, creo que en este aspecto, Jordi Évole lo ha tenido muy fácil ya que, ante un tema desconocido es relativamente fácil moldear a su manera las conductas de los ciudadanos.

Ante el desconocimiento generalizado que reina el país en relación a esto, los educadores lo han tenido relativamente fácil a la hora de intentar modificar esta conducta debido a que, en mi opinión, es un problema del que nadie ni ha hablado en un pasado ni habla tampoco en estos momentos, a pesar de la emisión del programa. Este desconocimiento se hace aun más profundo debido a que no hay un interés procedente de la población ni tampoco hay facilidades por parte de las empresas, entrando, en consecuencia, en una espiral con difícil solución. Llegados a este punto, yo misma me pregunto, ¿de quién es la culpa?, ¿de los ciudadanos por no querer enterarnos o de las compañías por no facilitar un entendimiento?
La respuesta a esto, desde mi punto de vista, es bien clara: las grandes compañías eléctricas españolas a lo largo de su historia han buscado una población no enterada en el tema, desconocida totalmente, es decir, no buscan que los ciudadanos seamos entes activos capaces de mostrarnos en contra de sus políticas, sino que quieren sujetos pasivos que paguemos nuestro recibo sin entrar en otras consideraciones. Así es mucho más fácil realizar su labor, sin tener en cuenta el desconocimiento popular o el punto de vista de una mayoría.
Considero que la temática y la forma de enfocar que ha tenido el programa responde a las características básicas de un modelo conductista: aunque sea un porcentaje mínimo de ciudadanos, entre los cuáles me incluyo, se ha cambiado nuestra conducta ante las compañías eléctricas y en menor medida, ante los partidos políticos, tras ver el modo de actuar de las mismas y comprobar que todo el juego de la energía se basa en el secretismo, por parte de las compañías, y en el enfrentamiento directo, por parte de los partidos políticos, sin buscar, en ningún caso, el bienestar de la población.
A pesar de que en el vídeo se da a entender que los ciudadanos no podemos hacer nada ya que son las compañías eléctricas las que tienen absolutamente todo controlado y a grandes rasgos, la solución que proponen es que sigamos pagando nuestras facturas sin entrar en nuevas consideraciones, creo que el programa además de informar e impartir conocimientos, también es capaz de crear nuevas conductas debido a que, por lo menos yo en mi caso, he pasado de mantenerme neutral ante las compañías eléctricas a mostrar mi más absoluto rechazo. Yo, por ejemplo, no tengo mayor poder a la hora de mostrarme en contra de las mismas, sin embargo, sí creo que parte de la población pueda servir de ejemplo a la hora de determinar este cambio de conducta: Endesa, empresa española del sector eléctrico y gasístico, o Iberdrola, son dos empresas energéticas con acciones en Bolsa y el rechazo de los ciudadanos puede traducirse, como así fue, en una caída de estos valores. El caso de Iberdrola fue destacado ya que, tras la emisión del programa, durante las sesiones siguientes, se situó como uno de los peores valores del Ibex35, demostrando que la respuesta el cambio de conducta en los ciudadanos se produjo.
Considero, objetivamente, que el programa objeto de nuestro análisis abre los ojos, en la medida de lo posible, a la población y ha sido capaz de desencadenar un odio y rechazo absoluto hacia las compañías eléctricas españolas por parte de estos ciudadanos. Otro ejemplo más de esto lo encontramos en que sólo hemos tenido que seguir de cerca las redes sociales y la actualidad de nuestro país para saber que Jordi Évole ha estado envuelto en una acalorada polémica con las compañías eléctricas como consecuencia de la emisión del programa. Se muestra, por ello, una realidad (no tiene por qué corresponder a la realidad en sí misma), que no pasa por educar a la población, sino que directamente, el programa impone su propio punto de vista, éste es compartido por la audiencia debido al desconocimiento previo y se produce, en consecuencia, un cambio en la conducta ciudadana.

b) Modelo Bancario:



        A  la hora de tener que hacer referencia a un modelo bancario, me vienen a la mente las miles de ruedas de prensa sin preguntas a las que, día a día, nos tenemos que enfrentar los profesionales de la información. Asistir a un lugar por un tema periodístico, interesarte por la información en sí misma que te está contando la persona que tienes en frente, apenas a unos metros y, a la hora de la verdad, a la hora de poder interesarte más por el tema que se está tratando, el derecho a la réplica es eliminado. Esta es la triste realidad a la que ya en estos momentos, nos tenemos que enfrentar y que, según estimaciones, va a ser el pan de cada díadebido a la poca solidaridad y consideraciones de algunos partidos o colectivos. El modelo bancario, basado en una especie de monólogo en el que un emisor activo habla, dialoga para sí mismo sin posibilidad de una segunda persona, un receptor pasivo, pueda participar en el discurso; esto lo encuentro ejemplificado en las ruedas de prensa sin preguntas: los periodistas acuden a las mismas, se enteran de lo que les está contando la persona en cuestión pero se les impide la posibilidad de poder intervenir activamente en el encuentro.
Eitb/Youtube
 (Vídeo incompleto, no aparece la totalidad de la rueda de prensa sin preguntas del 15.11.12)
     Debido a que son ya cada vez más constantes, no es difícil encontrar una rueda de prensa sin preguntas en nuestra sociedad, pero, a mí particularmente, me llama especialmente la atención la desarrollada el pasado 15 de noviembre, en Madrid, en la que la actual alcaldesa Ana Botella dio a conocer los primeros datos sobre el ya conocido asunto del Madrid Arena; en dicha rueda de prensa, a los periodistas se les prohibió hacer preguntas y por ello, los asistentes, únicamente pudieron escuchar las palabras de la alcaldesa. Botella utilizó este método de evitar posibles preguntas de los allí presentes mientras presentaba el informe de la investigación interna de la tragedia. Considero, desde mi punto de vista, que la Alcaldesa, a sabiendas de la polémica que han provocado las muertes de las cinco jóvenes que acudieron a la fiesta aquél fatídico 31 de octubre, se ampararía en este hecho para evitar posibles preguntas a traición de los periodistas, no teniendo en cuenta que es, al fin y al cabo, contestarlas teniendo en cuenta su condición de política y de estar al servicio de la ciudadanía, especialmente la madrileña.
Este, sin embargo, es sólo un caso más de los miles que ocurren, cada vez con más frecuencia, en nuestra sociedad. Son situaciones que responden fielmente, desde mi punto de vista, a un modelo bancario: no hay diálogo, tampoco hay participación entre el emisor y el receptor o receptores y además, no hay formación ya que es simplemente un proceso de transmisión de información (la Alcaldesa no es capaz de formar a los allí presentes a través de sus palabras ya que cada una de éstas personas, tiene ya una opinión previa que no es capaz de ser cambiada). Botella, además, comparte los rasgos característicos del emisor de este modelo: es la encargada de dar a conocer la información, escoge el contenido, es decir, escoge y selecciona lo que tiene que decir y es la que sabe cómo se está desarrollando todo ya que es la que tiene las riendas de la situación.

Considero que las ruedas de prensa son, como no, trabajos periodísticos que responden a este tipo de modelo de comunicación, el modelo bancario. 
El vídeo que acompaña al texto es el de la rueda de prensa de Ana Botella. Está, sin embargo, incompleto ya que dura apenas tres minutos y la rueda de prensa en sí tuvo una duración más prolongada.

Soledad Parés

jueves, 20 de diciembre de 2012

Modelo Constructivista:

Para ilustrar este modelo he elegido un vídeo que pertenece a la serie Comando Actualidad de Televisión Española, títulado "Gente sin pisos, pisos sin gente" que narra la realidad de las miles de familias desahuciadas en nuestrode sus pisos y un stock de viviendas imposible de vender. Muchos de esos pisos que se quedan vacíos por un desahucio son ''ocupados'' de inmediato por otras familias, incluso el mismo día.

     Este reportaje, elaborado a raiz de la aprobación del Decreto que paraliza (o mejor dicho, ralentiza) los desahucios  Deducimos que pertenece a este modelo porque sigue las claves principales, muestra una realidad en un contexto y presentando varias perspectivas y opiniones para que sea el espectador quien genere su propia opinión.

     En primer lugar, la reportera se introduce en una de las organizaciones 'Stop Desahucios  que hay en España y presenta una visión general de su funcionamiento y organización, entrevistando a los que trabajan allí.  Además entran en el domicilio de una chica a la que van a desahuciar y un abogado de la plataforma explica los requisitos para el aplazamiento del desalojo del domicilio; siendo por ello es además de explicativo, conciso y objetivo. Enfoca el problema desde la perspectiva informativa y muestra distintas realidades.

     Ante la información, el autor no pretende dejar su opinión personal, también aparecen vecinas junto a la individuo que va a ser desahuciada que dice "el agua que no paga la tenemos que pagar nosotros, no todo es apoyar y apoyar". Muestra claramente otra perspectiva diferente a la del movimiento contra los desahucios  pues es verdad que no todos tienen los mismos rasgos  El abogado cita los requisitos que se requieren para aplazar el desahucio y la administrativa que vemos en la primera escena además también añade las insuficiencias del mismo.

    No se pretende persuadir, ni ofender, ni enfocarse en un punto de vista definido, tan solo muestra la realidad y como un Decreto afecta - tanto positiva como negativamente- a diferentes ciudadanos. Aportan significalidad y funcionalidad a los contenidos que presentan a la vez que responden a preguntas intuitivas del televidente. 


TVE



Modelo Conductista:

Como ejemplo de este modelo he elegido uno de los programas de "Salvados" (La Sexta TV) titulado Que Dios te lo pague. 


La Sexta TV



Sabemos que atiende al modelo conductivista o bancario porque la información no se contextualiza ,  ni se proporciona información suficiente para transmitir una visión completa del asunto, se utiliza la música como medio persuasivo y se eligen estrategicamente individuos a los que entrevistar para que trasmitan una determinada sensación en el espectador y este genere una opinión determinada - la que el autor del reportaje desea.

    Conociendo la línea editorial e ideológica de La Sexta entendemos el tipo de mensajes que pueden querer transmitir (progresista, de izquierdas, etc.). El problema no esta en el mensaje - se supone que los televidentes son adultos con formación suficiente para posicionarse de un lado u otro- sino de como recogen la información. En primer lugar comienzan dando datos (sin especificar fuentes) utilizando imágenes barrocas y una música muy cercana a una película de terror generando ya una sensación provocada. Por otro lado, no aportan la información necesaria para crear una opinión y pensamiento crítico en el receptor, no se discute el número de bienes inmobiliarios de la Iglesia, pero no se recogen los datos de quienes los han donado ni quienes se encargan de su cuidado (un Patrimonio que nunca podría ser asumible por el Estado), así tampoco la labor humanitaria que realiza la Institución, una responsabilidad que debería pertenecer al Estado. Y por último, como siempre hacen en este programa, estudian muy bien a quienes van a entrevista. Se echa de menos la entrevista a un político que ejerza actualmente, con competencias reales sobre el asunto del IRPF a la Iglesia, etc. Tampoco un obispo o datos oficiales. Eligen siempre personas radicales, con opiniones demagogas, a veces desequilibradas que no pueden en ningún caso se portavoces de nada.

     En consecuencia, califico que este reportaje es conductivista porque utiliza mecanismos como la exclusión de datos, fuentes, entrevistados acreditados; añade música bien estudiada para causar uno u otro sentimiento en el receptor; excluye hechos significativos y testimonios de políticos y por último enfoca el tema de una manera absolutamente adoctrinado, proyectando en los que ven el programa -muchos de ellos ignorantes sobre el tema- una opinión manufacturada.

    La cadena La Sexta consiguió lo que buscaban: audiencia, por lo que podemos alabar su eficacia. El programa fue la oferta privada líder en Euskadi (14,1%), Madrid (13,6%), Catalunya (12%), Baleares (10,9%) y Aragón (10,3%). Gracias al reportaje, el canal estatal obtuvo destacadas marcas tanto en el target comercial (11,7%) como en el Core TC (13,4%). Más de 4,8 millones de espectadores conectaron con La Sexta durante la emisión de Salvados marcando el mejor dato de audiencia. #QueDiosTeLoPague fue trending topic mundial durante la emisión del programa.


Carolina Ruiz de B.
     

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Modelos educativos en comunicación

Modelo constructivista


"Con la comida no se juega" de Salvados (La Sexta)
Reportaje de Jordi Évole 


En esta segunda práctica, en la que el ejercicio consiste en analizar un trabajo periodístico al que podamos atribuir uno de los molelos educativos analizados en clase, he escogido como ejemplo, el reportaje realizado por el programa Salvados de la Sexta "Con la comida no se juega". La cadena lo emitió el pasado 9 de diciembre. 


Primera parte del reportaje "Con la comida no se juega"


El reportaje realizado por Jordi Évole analiza la problemática de no sólo aquellos productos alimentarios que son desechados desde un primer momento por las rígidas políticas alimentarias asentadas en España por los diferentes convenios firmados con la UE, sino también, se construye un patrón general de una sociedad que desperdicia alimentos en perfecto estado. En España, casi nueve millones de toneladas de alimentos al año van a parar a la basura. 

El trabajo de Salvados contextualiza con datos y ejemplos la problemática alimentaria en nuestro país y en el contexto internacional. En los casi ciencuenta minutos que dura el reportaje, los reporteros acuden para aglutinar  una mayor información a un consultor social, a un agricultor de clementinas, a un antropólogo,  o a un pescador.  Asimismo, Salvados acude a aquellas entidades que se encargan de ofrecer ayuda a todas aquellas familias que no pueden alimentarse durante la semana, pero también, a los agentes encargados de que el producto pase por los pertinentes controles de calidad.

Considero que "Con la comida no se juega" es un ejemplo del modelo constructivista. Es un trabajo que pretende trasladar, no sólo al ciudadano, sino también, a los diferentes agentes que intervienen en esta realidad, la crudeza de ésta. Un hecho actual que no sólo afecta a los empresarios o trabajadores que viven del mercado alimentario, sino también, a cientos de personas o familias que no pueden alimentarse día a día mientras una sociedad entera vive desperdiciando cantidades ingentes de comida. 

Los autores del trabajo exponen esta realidad, la contextualizan, buscan el origen del conflicto o sus diferentes agentes de tal forma que dejan que sea el espectador el que, tras el visionado, responda incrédulo a una realidad de la que,sin duda, somos conocedores. Además, creo que Salvados pretende poner sobre la mesa el problema con intención de concienciar o denunciar este hecho ante la sociedad, los políticos y los diferentes agentes que intervienen en el sector alimentario. Genera una postura crítica.

Aunque es una realidad que nos rodea y de la que, a pesar de todo, somos conscientes, el trabajo, incita y te conduce sin duda a la reflexión. Una reflexión no sólo en un ámbito particular o íntimo en las actividades que uno lleva a cabo día a día, sino también a una reflexión como ciudadano que vive o participa en el progreso de lo que le rodea, de su sociedad.

Quizá la labor de Salvados con este reportaje no esté en caminado a generar un movimiento o crítica del conjunto de la sociedad ante este hecho, pero sí creo, que este trabajo invita a que individualmente, nuestras  costumbres o hábitos en este sector cambien. Es un reportaje que en definitiva quiere generar un cambio en la sociedad desde la individualidad, una conciencia social del conflicto, una transformación de la conducta del hombre en el contexto de una realidad determinada.

*El reportaje Con la comida no se juega puede verse completo en la página web de Salvados



Modelo Bancario y Conductista

Como ejemplo de estos dos modelos comunicativos he escogido la rueda de prensa que ofreció Hugo Chávez tras la victoria que obtuvo en las elecciones celebradas en 2010. Los vídeos que a continuación se recogen, muestran el "enfrentamiento" entre Chávez y la periodista Andreina Flores ante las preguntas de ésta última sobre los resultados de los comicios, y la participación de un segundo periodista que se muestra a favor de Chávez.

Parte 1

El líder, tras la formulación de las preguntas, comienza a desprestigiar a la periodista; primero como ciudadana al preguntarle si es de Venezuela, y si, por tanto, es conocedora de lo que su constitución, como venezolana recoge. Además, y en segundo término, pone en cuestión su trabajo como periodista por cubrir la información para Radio Francia Internacional y RCN Radio de Colombia. Acto seguido, Chávez quiere ridiculizar a la periodista diciendo cosas como: “Tú tienes que saber. Tendrías que saber”.

Dejando a un lado la figura del líder venezolano y los conocidos enfrentamientos con los periodistas. Es sorprendente la forma en que se puede utilizar la palabra para enfocar la cuestión por el lado que se desea. Sin haber, en este caso, posibilidad de respuesta.

Considero que es un ejemplo de modelo bancario porque en este caso, sólo puede hablar uno (el que tiene la razón), sólo hay un discurso verdadero, un conocedor absoluto de la verdad frente, y como deja entrever Chávez, la periodista que trabaja para una audiencia determinada contraria al líder bolivariano. Además, no se permite un punto de vista diferente, que discrepe con el de él. No hay feedback.

Asimismo, utiliza un lenguaje agresivo, desafiante cuando llama a la periodista de forma jocosa “Andreina”. No hay diálogo o participación posible porque constantemente corta a la periodista:  “…está bien, está bien. De ahí nadie te va a sacar. Es un disco que tú tienes ahí”.

En su comparecencia quiere dejar patente que él sabe, que él tiene razón frente a la postura de la periodista y del público que se informa a través de Radio Francia Internacional y de RCN Radio de Colombia. Además, en algún fragmento de la primera parte, Chávez se apoya en miembros de la mesa para demostrar que él tiene razón y desprestigiar a Flores.

Creo que es un claro ejemplo de un modelo que pretende convencer sobre una única verdad. Controla (Chávez) la palabra para intentar manejar y llevar a su terreno a la periodista con datos que refuten la postura o legalidad de su gobierno. Se podría decir que el líder venezolano transmite un mensaje de propaganda política que tiene un fin claro, acallar la postura disonante. Hay por tanto, un intento claro de persuasión.


Segundo vídeo 

Atendiendo al segundo vídeo que se corresponde con la tercera parte de la rueda de prensa, son partícipes en esta ocasión tres protagonistas (Chávez, Andreina y otro periodista, Luis Bilbao) pero manteniéndose las dos posturas comentadas antes: el que sabe y el que no sabe, y el que tiene razón frente a la postura contraria. En este caso, el periodista, Luis Bilbao, apoya y crítica (indirectamente) la labor como periodista de Andreina. “No hay manera de tratar de ser humano, cuidadoso, respetuoso con personas que tienen un objetivo, como yo lo tengo que soy periodista, como es, defender la revolución latinoamericana”. 

En esta parte, la confrontación no se centra sólo en el terreno periodístico, sino en el ideológico, y en la postura que está a favor de la “revolución latinoamericana” y la contraria. En este caso, Chávez, acepta y aplaude la intervención del periodista porque simplemente lo apoya (e incluso no lo interrumpe como sí sucede cuando intenta hablar Andreina). Sin embargo, el periodista expone su opinión con libertad y sin intentar imponerse a la del resto; pero opuesta a esta postura, está la de Chávez que constantemente hace uso de la palabra para dar buena imagen de su gobierno -por ejemplo cuando relata su proyecto de energía nuclear con fines pacíficos-.  


Ana Garay 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Siguiendo la línea de nuestro trabajo - las consecuencias de la crisis que sacude nuestro país- nos centramos en esta parte en el paro, gran protagonista de la vida cotidiana en España. 

     A continuación nos fijaremos en la siguiente imagen tomada por el fotógrafo Pep Vicens para el Diario El Mundo. Todos somos capaces, sin información previa, que se trata de una enorme cola de personas en la cola del INEM. 

     En televisión se suele recurrir a la captura de secuencias de personas que dan su opinión al micrófono, contando cuanto tiempo llevan buscando empleo, sus quejas, su desánimo... No obstante, en los medios impresos no se puede recurrir a esta estrategia por lo que una sola imagen debe responder a todas las necesidades que pueda tener la noticia. Si la noticia es sobre el desempleo, en la mayoría de los casos se recurre a la clásica fotografía de una larga cola rodeando el edificio de la Oficina Municipal de Empleo y la Mujer -como podemos ver en la siguiente imagen- o, en su defecto, una imagen única del Ministerio de Fomento y Asuntos Sociales.


Pep Vicens/ El Mundo

Análisis connotativo: 

Los individuos de la imagen no presentan una expresión especialmente vehemente y pasional como en las imágenes analizadas anteriormente por mis compañeras, pero quizá si podemos tintar el completo de los rostros como de resignación o mansedumbre, en general gestos flemáticos, de calma a la espera de solicitar un puesto de trabajo; a penas intercambian conversación unos con otros, más bien parecen esperar sin esperanza a ser atendidos, como si se tratara de una tarea inútil que llevan repitiendo durante mucho tiempo, siendo víctimas de una rutina impuesta que no les conduce a nada.  

     La imagen produce sensación de desaliento, desánimo y pesimismo. Sería realmente inusual que se mostraran con expresión de júbilo, pero teniendo en cuenta el momento en el que la sociedad de nuestro país se sitúa, la imagen tiene una significación especial y es tan común que ya forma parte de nuestro día a día: la resignación, la desgana, la falta de esperanza por el futuro, por un trabajo.  La imagen corresponde a una noticia local del Baleares publicada en El Mundo con el siguiente titular: " El Govern invierte más de 20 millones en 'borrar' de las estadísticas a 28.000 parados".  Vemos un señor que se acerca a la puerta para observar a que ritmo avanza la cola, sujetando sus documentos con sus manos tras la espalda, seguramente impaciente. Además hay una mujer que mira hacia la cámara, sujetando su reloj, también con deseos de terminar con la pesadez del trámite burocrático. Por otro lado, justo detrás de ella hay un grupo de dos mujeres - puede que vayan juntas- que hablan mientras, como el señor anterior, intenta advertir cuanto les queda para que sea su turno. Cuanto más lejos es más complicado poder percibir el rostro de los de la fila: muchos con brazos cruzados, manteniendo el rostro fijo, impacientes, resignados, otros con manos en los bolsillos, que en psicología tiene un significado de resignación. Puede que se haya producido dentro del edificio algún acontecimiento porque muchos miran a la puerta como preguntándose "¿Qué pasa ahí dentro?". Concluímos que esta imAgen se limita a mostrar una realidad cotidiana, sin entrar en emociones ni expresividades.

Análisis Denotativo:

El fotógrafo eligió un plano general - el marco completo, desde la puerta de la Oficina de Empleo hasta la esquina de la calle, donde acaba la cola de personas- y se contempla una perspectiva oblicua, desde un punto cercano (la puerta del edificio) hasta el horizonte. Términos propios del dibujo técnico pero útiles a la hora de proceder con esta clase de análisis  No hubiese tenido el mismo significado si el punto de partida hubiese estado al final de la fila de desempleados. Una obviedad que nos muestra la importancia que tiene en esta imagen que se vea por completo la cantidad de personas guardando el momento de su turno. Lo primero que vemos es la puerta principal, donde hay dos hombres mayores, a los que le siguen un grupo de cinco jóvenes adultas. Siendo un plano general, no existe un plano principal y otro secundario pues la intención del fotógrafo es captar la fila completa. Por otro lado, también hay una mujer y un joven que acaban de salir del edificio y se marchan, a los que muchos de la fila miran.  Vemos que la calle no tiene comercios, a penas se vislumbra un comercio ( a penas un pequeño letrero naranja cuyas letras están muy difusas debido a la distancia), un camión blanco que entra en la calle, esta puede ser cualquiera de Madrid - desde Vallecas al Barrio de Salamanca- pues el fotógrafo no ha captado detalles especiales. La imagen está cortada por la primera planta del edificio y se ubica entre la puerta de entrada y la esquina, donde hay un semáforo.

     Las imágenes sobre la realidad de el numeroso porcentaje de personas que buscan trabajo diariamente en nuestro país son de corte muy similar; los fotógrafos se proponen mostrar "la cantidad" mas que "emociones" de cada una de esas personas. A continuación mostramos otra fotografía muy similar, captada desde un ángulo contrapicado:

Diario de Navarra

Carolina Ruiz de Burgos.