miércoles, 26 de diciembre de 2012


Privatización Telemadrid, ¿obligación o interés?

El pasado mes de septiembre, todos los madrileños fuimos testigos del anuncio efectuado por la entonces Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre: inminente comienzo del proceso de privatización de Telemadrid, “la radio televisión autonómica de la Comunidad de Madrid”, definición a la que puede accederse a través de su página web. Sin embargo, a pesar de que esto fue anunciado hace apenas tres meses, desde hacía ya mucho tiempo la posibilidad de privatizar un canal público como Telemadrid había llegado ya a oídos de todos, sobre todo teniendo en cuenta los delicados momentos económicos por los que atravesaba, y sigue atravesando.                                                                                   
Es de interés general que la actualidad informativa que incumbe a las televisiones y radios autonómicas, entre ellas Telemadrid, está en el ojo del huracán por cuestiones puramente económicas: como consecuencia de una gestión, la mayor parte de ocasiones errónea, los problemas que se han venido arrastrando han llegado hasta la ciudadanía en general que, ya en estos momentos, se plantean qué es lo mejor para éstas televisiones teniendo en cuenta la deuda que arrastran.

La crisis económica ha obligado a Telemadrid y al resto de televisiones autonómicas a efectuar importantes y difíciles recortes en sus presupuestos que se han traducido en una constante eliminación de contenidos de distinta índole. Por si ésta pérdida de contenidos fuera poco, lo más destacado y lo que más ha salido a la luz pública ha sido la eliminación también de puestos de trabajo, es decir, de personal, a través de los ya conocidos ERE, Expediente de Regulación de Empleo, cada vez más habituales en los medios de comunicación. Es en ésta situación, esperando un ERE, en la que se encuentra en el momento actual Telemadrid: más de 920 trabajadores serán despedidos y por este motivo, llevan saliendo a la calle en forma de manifestaciones y protestas desde que esto fuese hecho público.

Una vez explicado cuál es la situación actual en la que se encuentra Telemadrid, hay que determinar las causas que han provocado el estado actual de la televisión pública madrileña: Telemadrid se enfrenta a una deuda de aproximadamente 300 millones de euros y con la increíble cifra de haber perdido en un tiempo aproximado de diez años, unos 1.000 millones de euros. Las cifras hablan por sí solas y son un ejemplo de una gestión nefasta que demuestra que la preocupación por salvar Telemadrid, el lema con el que los sindicatos intentan evitar el ERE, ha llegado un poquito tarde ya que, a día de hoy, es prácticamente imposible que el ente público pueda hacer frente a su deuda sin hablar de privatización.

 La política de la Comunidad de Madrid, como no, se ve salpicada directamente con el estado actual de Telemadrid y por ello, varios sectores de la población tachan a la expresidenta Esperanza Aguirre y también al presidente actual, Ignacio González, de estar detrás de los malos resultados que se barajan en el momento actual. La politización de los contenidos emitidos por Telemadrid, en especial los servicios informativos, ha demostrado, supuestamente, que la política ha sido la línea imperante en esta cadena pública y por ello, ahora son éstos trabajadores los que quieren que sean los propios políticos comunitarios los que la saquen adelante. La forma de hacerlo, sin embargo, es lo que no convence.

Recientemente, Ignacio González, preguntado por los periodistas sobre las causas de la privatización del ente, argumentaba que poco más podía hacerse por un servicio al que calificaba como deficitario, sin embargo, ¿en qué medida han intervenido las políticas del Partido Popular de Madrid? Los trabajadores y los sindicatos que les representan tienen, supuestamente, datos que corroboran que el PP ha sido el desencadenante de la crisis de Telemadrid y que por ello, debe ser el encargado de sacarla adelante sin recurrir a la más que esperada privatización. Éste es el contraste de cifras y argumentos al que nos tenemos que enfrentar día sí y día también; unos luchando, supuestamente, por los trabajadores y oponiéndose al ERE, y otros afirmando por activa y por pasiva que el ERE es la solución a Telemadrid. Y ante esto, ¿qué podemos opinar los ciudadanos de a pié?

En primer lugar, y desde mi punto de vista, es destacable que la politización de Telemadrid ha sido un hecho en sus contenidos desde que tengo uso de razón; ensalzamiento de las políticas populares y renuncia a otros pensamientos también respetables, y necesarios, en la Comunidad. Esto es un hecho. Sin embargo, ¿en qué cadena pública no ocurre esto?                                   
No niego que el Gobierno regional no haya tenido nada que ver con el estado actual del ente debido a que, viendo los malos resultados que lleva arrastrando desde hace ya varios años, debería haber hecho algo por paralizar esta situación y no llevarla a más, no quedarse de brazos cruzados viéndolas venir, que es lo que me parece que ha pasado echando la vista atrás. Sin embargo, llegados a este punto y teniendo en cuenta la actual deuda, me pregunto qué puede hacerse por Telemadrid. No es una pregunta fácil  y menos sencillo es todavía encontrar una solución que satisfaga las necesidades de todos; trabajadores y Gobierno comunitario. Que se ha gastado de más es un hecho, que ha habido un mayor número de trabajadores de los realmente necesarios también es un hecho… y sobre todo, que se ha trabajado por el bien personal de muchos y no por el bien de Telemadrid TAMBIÉN es un hecho. La pérdida de ingresos procedentes de la publicidad y el aumento en partidas de gastos como personal han desencadenado una situación que lejos de reducirse, aumenta día a día sin que nadie haga nada por salvarla ni ahora ni a largo plazo.

Por todo esto, y a pesar de que considero necesarios los contenidos ofrecidos por los canales públicos son totalmente necesarios ya que son los que, supuestamente, responden al interés de todos independientemente de las ideologías, creo que la privatización de Telemadrid es la única forma posible de hacer que el ente salga adelante en estos momentos, a pesar de que creo también que no es la solución acertada, sino, más bien, obligada. Entiendo la preocupación de los sindicatos al considerar que la Comunidad está entregando dinero de todos los madrileños a una empresa privada tras la privatización, también es una preocupación que comparto, sin embargo, no veo que éstos propongan una solución al estado actual de Telemadrid. Solución, eso sí y desde mi punto de vista, prácticamente imposible teniendo en cuenta también es estado de las arcas públicas comunitarias.

Telemadrid arrastra no sólo contenidos politizados o movilizaciones; arrastra años de tradición, años de valoración y buenos resultados otorgados por la audiencia, no especialmente estos últimos años, pero sobre todo, arrastra esperanza por parte de miles de ciudadanos que queremos y deseamos seguir poder disfrutando de sus contenidos. La privatización es un hecho; no ha sido, sin embargo, una gestión buena ni lícita y la solución que se plantea no es la adecuada. El Presidente Ignacio González, además, como último apunte, creo que no debería argumentar que la privatización ha sido apoyada por la inmensa mayoría de los madrileños porque, en mi opinión, creo que se equivoca.

Consecuencias de la privatización de Telemadrid.

Las consecuencias derivadas de la privatización de Telemadrid son, como en todo, positivas y negativas; el único pro que encuentro capaz de explicar y argumentar la privatización de esta cadena es que, a través de la aportación y financiación económica, se logrará sacar adelante la misma, cosa que, en estos momentos es difícil teniendo en cuenta la deuda existente. La externalización apoyaría el tejido audiovisual independiente, estimulando también el desarrollo audiovisual de la zona debido a la proximidad, además, se ahorrarían costes debido a esta delegación de contenidos y se garantizaría un mayor tiempo de contratación de la tercera empresa, lo que supondría una mayor proporción de población empleada. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, considero que las mismas podrían ser derivadas de una televisión pública siempre y cuando su gestión sea llevada a cabo de una forma correcta y ordenada.

El rescate de una empresa o empresas privadas hará que Telemadrid salga adelante pero como siempre, con terribles consecuencias para los diferentes contenidos de la cadena. A la hora de hablar de desventajas  encuentro bastantes: tras el proceso de privatización, Telemadrid dejará de ser un organismo público y por ello, perderá dos características fundamentales publicadas en el Informe del Grupo de Alto Nivel sobre la Política Audiovisual, publicado por la Dirección General de la Comisión Europea sobre Sociedad de la Información y Medios de Comunicación; en el mismo, se establecía que los fondos públicos destinados a la radiodifusión pública debían, por una parte, ser proporcionados a las necesidades de financiación de los diferentes organismos, y por otra, se exigirá una transparencia total en sus contabilidades con el fin de controlar esta proporcionalidad. Ambos puntos dejarán de cumplirse tras la entrada de la empresa pública y la televisión de todos los madrileños será prácticamente inaccesible en cuanto a financiación o gastos y también, en cuanto a contenidos. Si hasta ahora, tal y como establece la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, se reconocía en el artículo 40.1 que “el servicio público de comunicación audiovisual es un servicio esencial de interés económico general que tiene como misión difundir contenidos que fomenten principios y valores constitucionales, contribuir a la formación de una opinión pública plural o dar a la conocer la diversidad cultural (…)”, esto, tras la privatización, quedará a un lado debido a que los intereses de la empresa predominarán y dejarán a un lado las necesidades o demandas de la audiencia.

Los servicios informativos, el contenido que tendría que contar con una mayor neutralidad en una televisión para dejar que sea la audiencia la que forme su propio punto de vista, también podrá ser politizado; en esta misma Ley se establece también que “los entes públicos de comunicación audiovisual y sus sociedades prestadoras no podrán ceder a terceros la producción y edición de los programas informativos (…)” y por tanto, tras la privatización, podrán controlarse los contenidos, entre ellos los informativos o programas derivados, según intereses o conveniencias.                                                                                                                   
Esto, a pesar de quedar establecido en la Ley, es puesto en duda en numerosas ocasiones, por lo que muchos se preguntan si no era éste el objetivo de la Comunidad para argumentar la necesidad de privatización del canal.

Creo que lo más difícil para una televisión pública autonómica es llegar a un equilibrio que fomente la industria audiovisual local, es decir, que apueste por la zona donde son emitidos los contenidos (con un coste menor), y por otra, que garantice contenidos de calidad que respondan a la identidad cultural y social de los ciudadanos. Considero que es un difícil punto medio debido a los intereses, siempre intereses, que hay por medio. Estos intereses, tal y como puede verse en el vídeo emitido por los trabajadores de Telemadrid, ponen, en muchas ocasiones, a los trabajadores en último lugar y hacen que, mientras que pueden ser éstos los encargados de realizar los propios contenidos, éstos son delegados a terceras empresas, locales o no, siendo mucho más caros y de una calidad menor. Es, al fin y al cabo, un pez que se muerde la cola.

En resumen, tras la privatización de Telemadrid, la cadena perdería su esencia y su objetivo inicial para centrarse no en emitir contenidos de interés general, sino en conseguir beneficios para la empresa/s que se hagan cargo de su gestión. No sería un canal que propiciase la calidad o el rigor, sino el interés de unos pocos, no de la ciudadanía en general.

¿Puede llevarse a cabo la privatización de Telemadrid?

Autores consideran que todo es un rumor y que finalmente, no puede llevarse a cabo la privatización de Telemadrid debido a que, supuestamente, tendría que modificarse la Ley del Tercer Canal de Televisión, aprobada en 1983, basada en lo siguiente:
“autorizó al Gobierno para que tomase las medidas necesarias para la puesta en funcionamiento de un tercer canal de televisión de titularidad estatal y para otorgarlo, en régimen de concesión, en el ámbito territorial de cada Comunidad Autónoma, apoyándose en los Estatutos de Autonomía y el Estatuto de la Radio y la Televisión Española.

                                                                                    (…)"
                (Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_del_Tercer_Canal_de_Televisi%C3%B3n)

Sin embargo, y tras las palabras de la expresidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, que afirmó el pasado mes de septiembre que tenía pensado inicial las gestiones de privatización de Telemadrid de inmediato, todo hace pensar que esta ley se ha quedado a un lado y que el objetivo de Aguirre y de su sucesor González, será finalmente, llevado a cabo.

A los que también beneficia, y ya termino, esta privatización, es al resto de televisiones y radios de carácter privado; son, si lo analizamos detenidamente, los que se han mantenido en un discreto segundo plano y se han limitado a informar encorsetadamente de lo que ha estado ocurriendo en las ya constantes manifestaciones y huelgas pro Telemadrid como ente público. La razón a esto no es otra que estos canales se han mostrado siempre en contra de los canales públicos y consideraban que su forma de actuación no era del todo leal ya que, estos últimos, obtienen ingresos procedentes del estado, ingresos públicos, y también ingresos procedentes de la publicidad. Se quejaban estas empresas privadas que si estos canales defendían a capa y espada su condición de públicos, debían ser financiados única y exclusivamente, con este tipo de ingresos. Esto, sin embargo, creo que ha quedado claro que es totalmente inviable ya que, si con dos fuentes de ingresos, los canales autonómicos públicos han alcanzado cifras innombrables de deuda, no puedo imaginar qué hubiera pasado si sólo contasen con una (debate también interesante para analizar teniendo en cuenta los delicados y tensos momentos por los que atraviesa la televisión de todos los españoles, Televisión Española).

Mientras, ante las constantes protestas llevadas a cabo por los trabajadores del canal ante la privatización, este es el estado de Telemadrid. Miembros de la plantilla, de los servicios informativos, supuestamente, han hecho público que ellos sí que quieren emitir contenidos y trabajar pero que son los sindicatos los que se lo impiden. 
¿Qué hay de verdad en todo esto? Habrá que esperar a ver cuál es el siguiente paso de la Comunidad en cuanto a la privatización, o no, de Telemadrid y como no, opinar en consecuencia.                                                                                           
                                                                
                                                                                                                                           S. Parés

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